viernes, 25 de julio de 2008

corre Lola corre

Observo en Madrid a la gente correr. Simplemente corren. De un lado para otro, con la lengua fuera, muertos de calor, siguen corriendo. Me parece agotador. Yo prefiero levantarme aun de noche y hacerlo todo a mi ritmo. Los indígenas latinoamericanos y los europeos tienen distintas concepciones del tiempo. Para aquéllos el tiempo tiene sentido en si mismo, no como instrumento para otros usos, para nosotros, los europeos, el fin es otro y usamos el tiempo para realizarlo. Son cosmogonias absolutamente opuestas e irreconciliables. Para ellos al lanzarse en busca de comida o de agua, lo importante no es llegar sino disfrutar del trayecto. Sin embargo, nosotros, en nuestra imbecilidad crónica, nunca nos serenamos con nuestro presente y el disfrute del mismo, muy al contrario, todo lo proyectamos a un futuro próximo o lejano que es por definición lógica inaprensible, de ahí vienen muchos de nuestros vacíos, complejos y sentimiento de impotencia. Ellos son el presente, nosotros ¿què somos?

1 comentario:

Chiqui lima dijo...

mensaje de Pablo del Valle:
En la percepción quechua del tiempo, hay una inversión que nos puede sorprender pero que, viéndolo bien, es del todo entendible. El tiempo está ligado al cuerpo de la persona. No voy a decir las palabras quechuas exactas porque no las recuerdo, pero lo que pasa, es que siendo el pasado lo que uno ya conoce de su propia vida, la palabra que lo define es algo así como "lo que está a la espalda", o "lo que queda a la espalda", circunstancias y experiencias ya atravesadas quedan atrás, porque lo que está atrás es lo ya conocido y experimentado, el futuro es "lo que viene adelante", o "lo que está adelante", lo que aparece y al aparecer se empieza a definir de manera que recién llega a los ojos. Es decir, las definiciones verbales del tiempo tienen correlación con las orientaciones de la persona en el espacio. Con esto no más, las nociones del tiempo están definidas en otro sentido, lo mismo que según se sabe, el tiempo como unidades que se dividen en horas en un día, y las actividades dentro de ese día, es algo q tiene su raíz en la Edad Media, con las campanas y los monasterios, que pautaban maitines, tardes y noches para dividir el tiempo en parcelas, como lo hacemos hasta ahora. De otro lado, el tiempo quechua es circular como buena parte de los tiempos de las sociedades agrícolas o campesinas, y es circular también porque los ciclos no pueden sino repetirse: la siembra en setiembre, los desbroces de hierba, las lluvias q empiezan en diciembre, la cosecha desde abril hasta junio. Tiene algo muy cálido la calidad de vida de lo rústico, esa vida con gallinas, patitos, muros de yeso, y frío gélido. El vínculo con la naturaleza es algo tan natural como todos los cuyes que están dando vueltas debajo de los catres en las chozas. La gente en los congresos internacionales se desvive hablando de la pobreza, lo que es una entera paradoja, porque si tú llegas a una choza en medio de la puna, y la gente sabe de tu llegada porque vienes con los profesores del colegio, te atiborran de comida y te regalan un saco lleno de papas, porque así es la hospitalidad y la reciprocidad.