domingo, 3 de febrero de 2008

Carnaval, tortilla española y Tomás

Hoy llevo un día tranquilo. Es carnaval. Hace ya un año que estuvo Sandro aca y tirábamos globos con agua desde un balcón de la plaza de armas a turistas con cámara. Por eso no me atrevía a asomarme a la calle. Sabía que podía recibir multitud de bombas de agua y ando un poco resfriada así que he salido un segundo a comprar a la tienda pues quiero cocinar para mis compañeros de casa. Antes de salir, andaba peinándome y me ha preguntado el espejo quien era. La verdad, hoy no me reconozco, me veo distinta. Ya desde hace rato me veo así, mis manos no son las de antes, ni mi rostro o mi cuerpo, ni siquiera mi mirada que está más cansada por haber visto miseria y violencia de seguidito pero me pinto los labios y sorío pues conozco a gente más chiquita que no tiene ni la mitad de entusiasmo que la que se asoma al cristal. Decido que mi espíritu es jóven, mi alma risueña y mi energía sigue intacta como si hubiese hecho un pacto con el diablo o como dice mi hermana Nines, me hubiera caído en una marmita cuando era chiquita como Obelix, el galo. Así que salgo a la calle y me libro de los globos dando un quiebro entre un cruce de agua de una pandilla de niños y llego seca a la tienda de Wynapata con Arcoiris. Compro patatas, cebolla, huevos, ensalada y vino chileno. Vuelvo dando un paseo y sigo sorteando el agua. Con la tortilla española y la ensalada pongo unas tapas de queso de oveja y de jamón serrano. "Ummmm que rico" dicen todos. Pero la verdadera fiesta me la hace Tomás, el argentino que desde hace poco vive en casa. Su hermano de 21 años es síndrome de down y tras un rato hablando de su hermano, le ofrecí el cuarto libre de mi casa. Me ha hecho reiki y tiene un altar de piedras energéticas en su cuarto. Es una de esas personas que siempre rien y que siempre tienen algo ocurrente que decir. Ha colgado un cartel en la puerta de su cuarto que dice "por favor quitense los zapatos al entrar... la ropa ya lo iremos viendo sobre la marcha... conichuwa" Me cuenta riendo que el no se va de caza por la noche, sino de pesca porque el se queda parado o bailando en el Mama Africa y siempre pican...; viaja con un palo que le sirve de bastón y al que esta decorando con cintas de macramé. Me gusta compartir mi casa con el a pesar del olor a Axe y del desorden...hay cosas que no les pasamos a casi nadie pero hay personitas que tiene el don de hacernos sentir como en casa y hacernos reir a carcajadas y a esa gente le terminas acogiendo y perdonando todo... es esa energía fuerte que circula entre algunas personas con otras... son esos momentos en que las cosas cobran todo su sentido...

2 comentarios:

pablo dijo...

A veces es cosa de suerte, a veces no sabes lo que pasó y la figura amable deviene en un abrupto y rápido desastre, o todo lo contrario, Cuzco trae consigo personas que luego verás en otras ciudades y países, y ese primer rato en Cuzco pues, sólo fue el primer rato. Una ciudad para los movimientos brownianos de los seres humanos, y uno de los pocos lugares del mundo donde el azar tiene carta de ciudadanía...

Chiqui lima dijo...

totalmente de acuerdo my friend...Cusco es eso y mucho más...