

Era màgico estar allì y ver como los internos disfrutan haciendo el programa y participando en los talleres de mùsica, teatro, pintura, literatura y fotografìa. Son las dos y media de la tarde y comienza el programa con la sintonía de entrada que Manu Chao grabó especialmente para ellos. Aplaudimos emocionados los alli presentes y un grupo de espontáneos sale a bailar. Suena la careta de entrada: “LT22 Radio La Colifata, rompiendo muros”. A los mandos, Alfredo Olivera, psicólogo bonaerense y padre del proyecto. Un gran árbol preside la explanada donde está situado el estudio: es el único pulmón de oxígeno entre los fríos, simétricos y enormes edificios de hormigón.
Los locutores desde un equipo sencillo dan la bienvenida a los oyentes y al público que, entre familiares, amigos y curiosos habìamos acudido. El grupo de amigos de La Colifata de Madrid, Barcelona, Zaragaoza e Islas Canarias han enviado mensajes de apoyo.
Los locutores desde un equipo sencillo dan la bienvenida a los oyentes y al público que, entre familiares, amigos y curiosos habìamos acudido. El grupo de amigos de La Colifata de Madrid, Barcelona, Zaragaoza e Islas Canarias han enviado mensajes de apoyo.
El hospital neuropsiquiátrico José Tiburcio Borda es uno de los tres hospitales del Estado para enfermos mentales en la ciudad de Buenos Aires, y con un presupuesto para 500 internos viven más de 1.000. A un alto porcentaje de ellos se les ha dado ya el alta médica y podrían irse, pero no tienen adónde. La mayoría de sus familiares los ha abandonado por ser locos.
Así funciona La Colifata: unos hablan de sentimientos, y otros, de política o de fútbol; hay quien reflexiona sobre el mundo, quien canta, lee poemas, baila o se ríe, quien retransmite desde su delirio, quien se derrumba y quien aconseja.
Fue màgico estar presente en el programa y participar con "los locos" en los talleres de mùsica y teatro. Realmente dudo sobre quienes son los verdaderos locos del siglo XXI...
Toda mi admiraciòn para el equipo humano que ha conseguido dar tanta dignidad a la locura...
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