martes, 20 de mayo de 2008

Cataratas de Iguazú

De Buenos Aires tomé un avión (aca no se pude decir coger) a Puerto Iguazú y me alojé en el mismo hostal que Jesús, quien había llegado el día anterior. Allí coincidimos con Neil y Josie (del barco de Navimag) y fue un feliz encuentro. Puerto Iguazú es pequeño pero lindo y nos fuimos los cuatro a cenar y a tomar un cocktail al "Jacky Brown" en el que ponían grandes hits de los ochenta. Las cataratas son 270 saltos de hasta 70 metros de altura y se encuentran en el límite Argentino de la provincia de Misiones y el estado de Paraná en Brasil. Decidimos ver las brasileiras primero. Siempre es una gran idea Brasil así que nos instalamos en foz de Iguazú, más grande que la ciudad argentina de casi el mismo nombre. Es un mundo pasar la frontera. Se me hace maravilloso volver a escuchar el brasileiro y disfrutar del colorido y la alegría de la gente pero me llegó al alma ver tanta miseria y tantos meninos da rúa! Los servicios sociales de Foz de Iguazú han ideado un inteligente plan que empieza a recoger sus frutos: En vez de dinero o cogerlos por la fuerza, les regalan tickets que ellos canjean por comidas y así, al ir al comedor a comer todos los días, les hacen seguimiento sin que ellos apenas se den cuenta mientras localizan a sus padres y trabajan con ellos temas de violencia, alcholismo y paternidad responsable. Entramos en el parque y es una experiencia visual y auditiva enorme aunque hubo dos cosas que no me gustaron: ver como los coatíes se habían acistumbrado a comer la basura de los turistas y que se pudiera sobrevolar el parque en helicóptero ya que el sonido perturba a los animales que habitan en el parque. Es curioso como han prohibido el vuelo de helicopteros en la parte argenina pero no en la brasileña con lo cual la medida no sirve para nada pues el ruido, que compite con el estruendo que provoca el agua cayendo a 80 metos de altura, afecta a todo el parque. Al Día siguiente entré en la parte argentina y es más impresionante todavía pues llegas en una pasarela hasta la mísmisima garganta del diablo, cruzas en barco hasta la isla que hay en medio y lo vives todo con más intensidad. Las cataratas están envueltas de magia: las fumarolas las sientes en la piel, el sonido , queda grabado en los tímpanos, los negros vencejos desaparecen bajo el agua en bandadas infinitas, los arcoiris fluyen, por el camino se observan extraños pájaros, mariposas de mil colores, monos y coatíes...realmente impresionante, algo que ver antes de morir!
Próxima estación: Buenos Aires. Final del Viaje.

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